sábado, 30 de mayo de 2015

Volviendo a la vida - Odile 1

No estaba muerto, ni andaba de parranda, pero en estos meses pasaron tantas cosas que de plano lo último que tenía en mente era escribir aquí (total, el único que me lee seguramente es mi papá y a él de todos modos le hablo por teléfono).

Por principio de cuentas, hubo un mega huracán aquí en donde vivo, un tal huracán Odile, si tienen buena memoria y de vez en cuando ven o leen las noticias, tal vez les suene el nombre.

El condenado huracancito cayó de sorpresa, un domingo 14 de septiembre y continuó durante la madrugada del lunes 15 de septiembre de 2014.

Por qué de sorpresa? Bueno, a lo largo de esos meses, habíamos tenido unas 3 o 4 amenazas de huracanes, y al final ninguna cuajaba, siempre cambiaban de dirección, o se degradaban de categoría, el caso es que nunca llegaba algo mas que una lluvia fuerte.

Ese domingo 14 de septiembre, hasta se podría decir que amaneció normal, incluso el sol salió durante algunos momentos y el pronóstico del tiempo decía que el huracán se iba a desviar. Peeeeero, en el transcurso de la mañana algo pasó, que el huracán no solo sí continuó con su rumbo sino que además se intensificó. Por ahí de las 12 del día, el gerente del hotel juntó a la raza y les dijo que quienes ya no tuvieran nada que hacer ahí, se fueran a sus casas porque el chubasco prometía ser bastante fuerte. Yo, ese día salía temprano, pero me quedé un poquito mas tarde para retirar algunos equipos que estaban en exteriores y ayudar a mi compañero de la tarde a cubrir todo lo que estaba en interiores con bolsas de plástico. Me fui por ahí de las 4 de la tarde, llegué a cargar gasolina y a recoger a otro amigo que había ido de último momento al supermercado a comprar algunas cosas, por si acaso. Todavía hasta nos dimos el lujo de llegar a comprar un pollo asado para comer, aunque ya la mayoría de los negocios estaban cerrando. Una lluvia torrencial empezó por ahí de las 5 de la tarde y un vientecillo algo fuerte comezó a soplar. Le pregunté a uno de mis roomies si había comprado hielo como le había encargado en la mañana y solo me dijo -Ay jeje, que pena, se me olvidó-. Y ahí me tienen, saliendo ya con la lluvia y el vientecillo encima a buscar hielo. Por suerte una tiendita a unas 4 calles aún seguía abierta y ahí compre 2 bolsas de hielo, pensando, ilusamente, que si la luz se iba sería solo por una noche y ya y que con ese hielo íbamos a aguantar las cosas perecederas que teníamos en el refri. Cuando venía de regreso, me encontré a un camión de bomberos atravesado en la calle, al parecer un cable de la luz se había roto y aún tenía corriente, y mejor nos cortaron la luz desde temprano, aunque solamente en la cuadra donde yo vivo. Conforme se fue oscureciendo, pude ver que absolutamente todos los demás tenían luz, incluso las lámparas de la calle continuaban encendidas.

El viento comenzó a arreciar por ahí de las 8 de la noche, las ventanas de la casa y la puerta solo se estremecían y el traqueteo que hacían era desesperante. Además el agua había comenzado a meterse por debajo de la puerta, no importaba que le hubiéramos puesto 20 mil trapos con plásticos, para bloquearla, quien sabe por donde se metía. Como eso de estar trapeando no es lo mío, al final renuncié, que se meta el agua que se tenga que meter, pensé, al fin y al cabo que ni luz hay.

El único servicio que seguía funcionando era el teléfono de casa, y cosa curiosa, ni siquiera durante lo mas fuerte del huracán se cortó la línea. Estuvimos hablando durante la noche con nuestras familias y ellos eran quienes nos actualizaban del avance del huracán, porque para esas horas ni siquiera el internet del móvil funcionaba. Nos fuimos a dormir por ahí de las 12, bueno, intentar dormir, porque allí afuera el viento soplaba a todo lo que daba. Desperté por ahí de las 3 de la mañana y el viento ya soplaba mas débil, revisé en mi teléfono a ver si de casualidad tenía señal y me pude conectar a una página que monitoreaba el paso del huracán y vi que ya había avanzado, prácticamente iba de salida.

Desperté como a las 6 de la mañana. Salí a la calle y tal como esperaba, era un caos. En mi casa, fuera de que se metió el agua por debajo de la puerta ( que con una trapeada quedó listo), afuera era otra cosa. Árboles, postes de teléfono, luz, cables y montones de basura estaban en el suelo. Todos los árboles quedaron pelones, sin hojas. nosotros tuvimos suerte, a nuestros autos no les pasó nada, pero varios de los vecinos sí sufrieron daños, incluso a uno de ellos le cayó una palma encima de su coche, a otros se les voló una palaba que tenían en la azotea y ahora colgaba peligrosamente de un lado de la pared. Varios tramos de cercas y bardas colapsaron, y cosa curiosa, TODOS los portones de cochera salieron volando. 

Nosotros nos pusimos a limpiar lo que pudimos, quitamos unas ramas que estaban tiradas en la calle y movimos unos cables del teléfono para que quedara libre el paso. De pasada llegué con mi familia que vivía cerca a ver como estaban y pues parece que todo normal, el viento solo les había volado un tinaco (depósito de agua) que tenían en el techo pero ya andaban solucionando eso.

Llegué a mi trabajo por ahí de las 11 de la mañana, y no estuvo tan sencillo, había un endemonial de postes de luz, anuncios, láminas, basura y árboles obstruyendo las calles, algunos vecinos se estaban organizando para abrir paso, pero pues a mi me urgía llegar a mi trabajo.


El trayecto a mi trabajo, disculpen la temblorina!


Lo que encontré fue... no sabría describirlo con precisión. Háganse de cuenta que estaba lloviendo dentro de la oficina. El techo de plafón que teníamos en el site (donde están los servidores, el conmutador, etc, etc) colapsó y se vino abajo COMPLETITO, solo quedó el armazón y algunas lámparas colgando de los cables que lanzaban chispas. Como pude, conseguí un trapeador y comencé a sacar la basura del suelo, que a esas alturas ya parecía una pasta de tanta agua que había caído. tardé unas 3 horas en sacar todo y puse los botes de la basura a cachar el agua que seguía escurriéndose por el techo. Mi compañero vivía en Cabo San Lucas y no le fue posible llegar ese día, de modo que me tuve que aventar la faena del primer día yo solito.

Cuando terminé de limpiar la oficina, salí a recorrer el resto del hotel, y bueno, un desastre, me sorprendió sobre todo la cantidad de arena que se había metido hasta bien adentro de la propiedad.
Teníamos una planta de energía que cubría unas partes limitadas del hotel, ahí habilité una conexión WiFi para que los huéspedes que no habían podido evacuar pudieran comunicarse con sus familias. 

Salí de ahí a las 8 de la noche, en la mas absoluta oscuridad. Me subí a mi auto y al momento de avanzar, noto que algo raro pasaba. Pensé que tal vez traería una rama atorada en una de las llantas, pero al ver que aceleraba y no tomaba velocidad, me orillé a ver que pasaba. Resulta que tenía las dos llantas del lado derecho ponchadas y definitivamente no me iba a poder ir así. Fue un milagro que mi teléfono tuviera señal y le pedí a mi cuñado que viniera por mi. Llegó como a los 20 minutos, y nos fuimos. En el camino, pasamos por enfrente de un supermercado, y me pareció curioso ver la enorme cantidad de autos y personas que entraban y salían.

-Que raro, por qué habrá tanta gente?
-Tal vez están vendiendo.
-A estas horas? y sin luz? como van a cobrar?
-Pues no sé, en efectivo?
-No estarán saqueando?
-Nah, no creo, las turbas nunca se han caracterizado por ser tan organizadas en los saqueos (mi cuñado siempre es muy optimista y rara vez piensa lo peor desde un principio).

Continuamos avanzando lentamente porque solo había un carril habilitado en la carretera. En el camino vimos gente empujando carritos hasta el tope de latas, frutas, verduras; algunos cargando cajas de pantallas de TV, incluso me tocó ver a alguien que llevaba un colchón a cuestas. Algunos cientos de metros mas delante, había otros dos supermercados, y la imagen fue la misma.

-Oye, a mí se me hace que sí están saqueando eh!
-No, no creo, la gente de aquí no es así.
-Yo insisto que sí, de otro modo como te explicas que esos dos estén subiendo una lavadora en esa pickup? y aquellos otros llevan dos refrigeradores? y aparte que la cortina de la tienda esté a medio abrir y se escuche la alarma antirrobo?
-Bueno, igual y sí están saqueando.

Un trayecto que me tomaba normalmente 7 minutos, 10 cuando había tráfico, llevó cerca de 40 minutos, entre sacarle la vuelta a los postes, cables, compartir el carril, etc.

Llegué a mi calle que estaba en completo silencio y entré a mi casa en la mas absoluta oscuridad.

sábado, 23 de agosto de 2014

Yo fui un piromaníaco

Y no, no quemaba casas pero me encantaba hacer fogatas.

Si mal no recuerdo todo comenzó cuando tendría unos 10 años. Estaba en 5to de primaria y se puso de moda comprar 'triques' o 'cohetes' ahí en mi barrio apenas se oscurecía. Mis amigos y yo no podíamos ser la excepción y le entramos con entusiasmo a tronar cohetes.

Cada día para el colegio, mi papá me daba escasos 2 pesos para gastar y yo los guardaba a fin de comprar barrilitos, cebollitas, palomitas, chifladores y demás parientes pobres de los fuegos artificiales. En la nochecita, mis amigos y yo juntábamos el dinero y nos íbamos a con Don Chino (no era asiático pero le decían así porque tenía el pelo irremediablemente ensortijado) a surtirnos de triques con la desaprobación de nuestras madres, que decían que eso era literalmente quemar el dinero.


Las triangulares son 'palomitas', son de mecha corta y truenan muy fuerte; los de abajo que parecen velitas de pastel se llaman 'chifladores', producen un silbido mientras salen disparados; en la esquina de abajo están las 'cebollitas', solo echan chispas, no truenan; y los grises y negros son los 'barrilitos', cuidado que truene uno cerca porque te quedas sordo! :-)


A nosotros no nos importaba en lo mas mínimo, nos divertíamos como enanos escuchando como tronaban las palomitas y los barrilitos, arrojándoselas a algún incauto que pasara cerca, y mirábamos embobados cual animalito de la luz, las chispas extremadamente efímeras de las 'cebollitas'. Obliga decir que el gusto nos duraba poco, todo lo que contenga pólvora es caro; con mis dos pesos apenas si alcanzaba a comprar 3 barrilitos, 2 chifladores y 3 cebollitas, las cerillas pues las tomaba de mi casa y ya me ahorraba unos centavos.

El problema era cuando los triques se acababan temprano y a nosotros todavía nos quedaba pila, y luego con cerillas en la mano, pues no tardamos mucho en empezar a quemar cosas.

Al principio nos íbamos hasta por allá al final de la calle donde estaba una escuela primaria, en mi querido México la gente tiene la pésima costumbre de que nomás algo ya no le sirve y lo echa a la calle, y el lugar favorito para deshacerse de muebles, libros, revistas y cosas viejas era precisamente ahí a un lado de la escuela, así que cosas para quemar no faltaban. Sin embargo, un día las cosas se salieron de control, un vecino ocurrente tuvo la brillante idea de aprovechar la sombra de un arbolito que crecía ahí y cambiarle el aceite a su coche. Supongo que utilizó diesel para enjuagar algunos fierros y lo que le sobró simplemente lo arrojó sobre la maleza que abundaba ahí en ese lugar. Esa tarde cuando nosotros fuimos a ver que quemábamos, alguien nos había ganado la jugada, una niña de la otra cuadra para divertirse, le arrojó una cerilla encendida a la hierba y zaz! se desató la conflagración. No pasó nada grave, lo único que se quemó fue la maleza, el problema es que era mucha y se hizo un humaderón y los vecinos de ahí se molestaron, y como nosotros éramos los que íbamos seguido por ahí pues nos echaron la culpa, de tal manera que ya no pudimos volver a jugar ahí.

El final de la calle ya luce un poco mas limpio de basura pero la maleza sigue ahí, lista para la siguiente generación de niños piromaníacos ;-)


Eso no nos detuvo en lo mas mínimo, pues lugares para quemar cosas abundaban ahí en mi calle, de hecho justo enfrente de mi casa había un espacio como de unos 20 metros de largo donde solamente estaba una barda, si no era el frente de una casa pues no había problema con los vecinos. Al principio la leña la tomábamos del árbol basuriento de la Tía Lita (era tía de mi amigo Moisés), pero cuando al árbol ya solo le quedaban ramas verdes, nos íbamos hasta el dren que corría por la calle siguiente a buscar pedazos de madera que un vecino carpintero desechaba. Con el tiempo el Moisés, que era el mas diplomático de todos, se iba directo a la carpintería y les pedía los recortes que sobraban, que de todos modos los iban a tirar y hasta eso que tenía su carisma porque a todo le decían que sí.

Y fue así como las fogatas se volvieron hasta sesiones de aromaterapia, en primera porque el carpintero seguido desechaba recortes de madera de cedro y segunda porque cómo la madera tardaba mas tiempo en encender que el cartón o la basura, había que agregarle algo como gasolina o alcohol, o en mi caso, una colonia para después de afeitar que me habían regalado en un intercambio de regalos en la escuela en la fiesta del 'Día del niño'. No sé porqué a mi compañero se le ocurrió que yo iba a utilizar una colonia Verlande 'El despertar de una pasión', pero pues por lo menos no se quedó ahí en el frasco :-P



Un día se nos ocurrió 'asar' malvaviscos. Lo de asar lo pongo entre comillas porque en realidad lo que hacíamos era chamuscarlos, pues al contacto con el fuego se carbonizaban por completo, pero pues si no nos importaba que la fogata estuviera sobre un lecho de basura y cacas de perro, menos nos iba a importar comer tizne! Lo de los malvaviscos fue todo un éxito, después hasta los niños que ni se juntaban con nosotros estaban haciendo fila para 'asar' sus malvaviscos en la fogata. Creo que un verdadero milagro fue que NUNCA nos enfermamos del estómago.

Hace ya cerca de 22 años de mis tiempos piromaníacos, pero los recuerdo como si fueran ayer, sin duda fue una de las épocas mas felices de mi infancia. Lástima de niños de hoy, no creo que sus padres los dejen jugar con cerillas y gasolina como a mí ;-)




jueves, 3 de julio de 2014

El primer empleo

Lo he dicho muchas veces y no deja sorprenderme, qué rápido se pasa el tiempo. Apenas esta semana hizo 10 años desde que empecé a trabajar. Bueno, trabajar como gente grande, porque ya había pasado varios veranos ayudándole a mi papá en el taller, pero en este caso fue mi primer empleo con sueldo fijo y seguro social.

En un lejano 2004, yo me preguntaba que iba a hacer toooodo el verano, porque para finales de mayo ya me había desocupado de la escuela, y para el próximo semestre en la universidad solo me quedaban dos materias, y pues algo había que hacer.

Un hermano de mi amigo Antxon, trabajaba en un conocido supermercado del pueblo, y nos pasó el tip de que iban a necesitar gente para el área de cajas, que fuéramos a dejar la solicitud y que lo mas seguro era que nos iban a llamar para un examen de aptitudes. Mi amigo también se animó y fuimos creo un día jueves, nos pasaron a una oficinita donde nos dieron una solicitud para llenar y fue todo lo que hicimos ese día (nosotros muy optimistas ya hasta llevábamos copia del IFE y comprobante de domicilio).

De ahí en adelante el procedimiento nos tocó hacerlo juntos, pues nos citaron a la misma hora el lunes para una entrevista, y después el martes para una prueba escrita de aritmética básica. Al final nos dijeron que sí, que nos quedábamos, peeeeeeero, resulta que no nos querían para cajas sino para trabajar en el departamento de papelería, que en verano tenía la temporada escolar y contrataban empleados eventuales. A nosotros nos daba igual, lo que queríamos era no estar sin hacer nada en verano, y pues por lo menos trabajando ahí nos garantizábamos que íbamos a trabajar en el aire acondicionado jejeje

Fue así como un 1 de julio de 2004 pasé a ser miembro de la familia Walmart. 



No me la pasé nada mal, el ambiente de la tienda no podía ser mejor, la gente era muy amigable y no tardé en sentirme a mis anchas. Hice amistades muy rápido, mi jefe era a todo dar, muy tratable y muy bromista, tal vez algo alburero pero eso no representaba un problema. Ahí mismo trabajaba otra señora joven, la Chabela, medio llevada pero muy divertida y que hasta la fecha sigue siendo mi amiga, por lo menos en Facebook ya que ahora vive en Estados Unidos.

Me pasé un verano de lo mas entretenido, mi jefe y sus ocurrencias, la Chabela y sus chocoaventuras, el Santiago y sus historias, y pues lo mejor, la novedad de traer dinero en el bolsillo! Antes tenía que mendigarle a mi papá para que me diera unos centavos cuando no estaba yendo a la escuela, porque aunque le ayudara en el taller, se le hacía fácil no pagarme (estoy mas que consciente que ayudarle era lo menos que podía hacer dado que me mantenía, pero unos 100 pesitos de cuando en cuando hacen que la gente trabaje feliz y con mas ganas no?). Lo único que llegué a detestar eran los miércoles, resulta que la tienda estaba junto a un cine, y por alguna razón, los miércoles de 2x1 a la gente le gustaba llegar después de la película y hacían un batidero que nosotros teníamos que arreglar, desde entonces tengo cuidado en no dejar desorden en los supermercados, ya sé lo frustrante que se siente tener todo acomodadito y que llegue un HDP y te deje un tiradero que parece que pasaron los Apaches por ahí!

Como dije al principio, el tiempo se pasa muy rápido, y el contrato se me terminó el 15 de septiembre, yo ya había entrado nuevamente a la escuela pero solo iba de 3 a 5. Mi jefe de entonces consiguió que me dieran un contrato de planta en el área de cajas donde iba de 7 a 12 de la noche entre semana y de 3 a 11 los sábados y domingos. La paga era menor porque era medio tiempo, pero eso me permitió seguir trabajando y financiándome.

Mi amigo Antxon no estuvo interesado en seguir trabajando así que ni buscó la posibilidad de que le extendieran el contrato. Y pos ni modo, me quedé solo.

El área de cajas resultó muy diferente al ambiente que había en el resto de la tienda, no sé que le pasaría a esa gente, pero me sorprendió la cantidad de chismes y argüendes que se manejaban, amén de que se me hacía inconcebible lo envidiosas que podían llegar a ser algunas personas. Con todo, sobreviví y hasta hice unos cuantos amigos.

Duré como año y medio trabajando allí, terminé las materias que me faltaban, hice las prácticas de la carrera, me gradué y hasta alcancé a titularme, terminé renunciando un par de semanas antes de venirme a vivir para acá.

Ya sacando el balance de las cosas, no me arrepiento. Hubo días muy frustrantes (como cuando me faltaba dinero al final del día) pero hubo otros muy divertidos. Me quedó muy claro que para vivir cómodamente, no hay de otra que trabajar, trabajar y trabajar! De tener una máquina del tiempo.... nah, tampoco cambiaría nada, me gustan las cosas tal y como resultaron :-P

Eso sí, de volver a trabajar en un supermercado ni hablar, dicen que 'nunca digas nunca', pero definitivamente no está entre el Top 10 de cosas que me gustaría volver a hacer en esta vida ;-)


domingo, 22 de junio de 2014

El Abarrotito

Creo que se llamaba o se llama 'Mini Super D'Todo', pero nosotros lo conocíamos como 'El Abarrotito', la verdad es que si estaba muy pequeño, era un lugar donde apenas si cabían 3 o 4 personas, la gran mayoría de las mercancías estaban detrás de una vitrina y un mostrador acomodados en escuadra.

Cada que teníamos una hora libre en el Tec, nos íbamos allí por un 'Helado'. Acá en mi pueblo un helado no es un helado/nieve/mantecado/ice cream como podría sugerir la palabra, es básicamente agua de sabor que se pone en una bolsita de polietileno que se pone en el congelador y después se vende ya hecha piedra, muy socorridos en mi rancho en época de calor... o sea la mayor parte del año.

Los 'helados' podían ser de cualquier sabor, de mango, guayaba, naranjita, jamaica, galleta, chamoy, coco, chocolate, arroz con leche, limón, durazno, ciruela, etc. La mayor parte de las veces dependía de lo que la señora del abarrotito hubiera encontrado en oferta en el súper ese día.

A mi me gustaban particularmente los de chamoy y los de durazno, aunque los de naranjita tampoco estaban tan malos. El 'lunch' lo solíamos complementar con un pan dulce, a mi amiga la Mariana le gustaban unos roles de canela a los que ella les llamaba 'el pan abundante' porque según estaban de un tamaño jumbo. La verdad es que el pan tenía un tamaño regular, solo que la Mariana era mas o menos chaparrita y menudita, y  flaaaaaca flaca flaca flaaaca, lo cual estoy seguro era la envidia de muchas de las otras muchachas de la clase, ya que ella podía comer cuanto quisiera y jamás engordaba un gramo.

Aparte de los helados y el pan, lo que me encantaba de ir a pasar el tiempo sentado en una banca de concreto que estaba estratégicamente colocada debajo de un árbol y junto a un poste de la luz en el que te podías recargar, eran las pláticas. Nos podíamos pasar HORAS ahí hablando de todo y de nada a la vez, bueno, mientras nos duraran los $20 pesos que nos daban nuestros padres para el gasto del día (los helados valían $4). Cosas como el primer empleo, cómo conseguir un segundo empleo cuando ya teníamos el primero, la primera vez, la primera casa, la segunda casa que un maestro casado se estaba montando con otra muchacha de la clase, etc.



En esa banca fue cuando La Comadre nos platicó con pelos y señales como fue su primera vez, que contrario a la creencia general que nosotros teníamos (éramos medio ingenuos) no requería tal cosa como una planeación exhaustiva, el cliché de 'simplemente pasó' era real, muuuuy real.

En esa misma banca muchísimas veces nos tocó tratar de aconsejar a otra amiga que el fulano con el que andaba no le convenía porque era un mentiroso, pero ella tan infatuada como estaba pues no se daba cuenta, por cierto que nunca nos hizo caso, siempre le tocó aprender por las malas jejejeje

Si alguien me pregunta que extraño mas de los días de la universidad, diría que son esas idas al Abarrotito, era la época en la que mi mayor preocupación era cómo me iba a conectar ilegalmente a internet esa noche (uuuhhh por dial-up) o cómo le iba a hacer para no tener que ir a la reunión de estudio bíblico en la iglesia (ya me imaginaba ateo desde entonces); de ahí en fuera, las tareas, los exámenes y los trabajos en equipo eran una mera extensión de la diversión que tenía en la escuela porque siempre estábamos en bola.

Aaah que tiempos aquéllos, daría lo que fuera por volver a vivir uno de esos días con mis amigos :-(




miércoles, 2 de abril de 2014

Acappella

Hubo unos desafortunados días en que las escuelas secundarias técnicas tenían sus 'Concursos Intramuros', uno de los mas temidos era el de canto, porque en realidad no había muchos alumnos talentosos. Había yo creo unos dos o tres que eran entonados (de aproximadamente 900 que éramos) y bueno, un concurso de canto no luce si solamente hay tres participantes, y de algún lado había que sacar a los otros 15 que se ocupaban.

Fue así que el profe Cedano, un buen día de Octubre, en lugar de dar su clase de Educación Artística y trollear a la Azucena, tomó la lista y empezó:

-Fulanito de tal!
-Presente
-Pase al frente y cante una canción!
-Es que no se cantar profe...
-No le estoy diciendo que cante ópera, nomás que cante una canción!

Y pues no le quedó de otra que pasar al frente al pobre, carraspeó un poco y empezó a cantar 'a cappella':

-Un elefaaaante se columpiaaaba soobre la tela de una araaaaña, cooomo veían queee resistía fueron a llamar a a otro elefaaaante! Dos elefaaantes se columpiaaaban sobre la tela de una araaaña...
-No! No! No! No! Aaaargh!!!! Cómo se pone a cantar eso?! A ver dígame cuándo cree que se va a acabar esa 'canción'? Va a llegar a los veinte mil elefantes y aquí vamos a seguir o qué?!-

Yo nomás pensé -Chingada madre! era la misma que yo pensaba cantar!- . Y es que eran esos tiempos en los que la iglesia permeaba y dominaba hasta el mas mínimo aspecto de lo que yo consideraba mi miserable existencia, y la mera verdad... no me sabía absolutamente ninguna canción 'mundana'. Los demás compañeros que fueron pasando empezaron a cantar algunas canciones de los Tigres del Norte, de la Banda El Recodo, hasta de Juan Gabriel; las niñas cantaban de Mercurio, de Flavio César o lo que fuera que estaba de moda en ese entonces. El horror se apoderó de mí cuando mencionaron mi nombre y apellido y ahí les voy. Me sabía algunas canciones en inglés, pero el profe Cedano, malinchista como él solo, no nos dejó cantar canciones en ninguna lengua extranjera (hasta eso que sí hubo quien quería cantar alguna de Metallica o de Pearl Jam), total, que paso al frente y de pronto me sentí iluminado. Recordé que había una canción que había estado de moda hacía unos meses y había escuchado a las chamacas de mi salón cantarla a modo de broma y me la había aprendido... y ni tardo ni perezoso abrí el hocicote:

-Piiiiican pican los mosquitooos!! Piiican con gran disimuloooo!! Uuuunos pican en la caraaaaa y otros pican en el cuuu....aaaando fui a la colinaaaaaa, meee dijeron cuerpo a tierraaaaa, coooomo no les hice casooo, me mandaaaron a la miiiii...heeeermanita toca el pianooooo, cooon el profesor Piruloooo, caaaada vez que se agachabaaaa, le tocaba todo el cuuuuuu....lpa de un malentendidooooo-



Lo que no esperaba es que iba a generar tal entusiasmo entre los de mi salón, porque de pronto todos estaban aplaude y aplaude y haciendo los coros. Como de costumbre, tuve tan mala suerte que pasé a la segunda ronda!

La tortura continuó por dos clases mas, el profe Cedano eliminó a la mitad del salón el primer día, pero se quiso dar el gusto (o el disgusto) de escucharnos berrear hasta estar seguro de elegir al menos peor. Para ese entonces ya le había contado a mi mamá de la mortificación que sentía (tenía 13 años y una muy baja autoestima) de tener que estar pasando ahí a cantar y peor que ni me sabía ninguna canción. Para mi mamá cualquier oportunidad era buena para hacer proselitismo religioso, y hasta me regañó porque no había cantado alguna de las alabanzas que me sabía de la iglesia, que si acaso me avergonzaba de mi fe y bueno, digamos que no me ayudó en lo absoluto platicar con ella.

Rebuscando entre mis cassettes me encontré con unas canciones que no hacían referencia directa a Dios, Cristo ni la iglesia, eran mas bien motivacionales, así que mientras otros cantaban 'Amor Eterno' o 'Golpes en el corazón' y hasta 'La puerta negra', yo me puse a berrear una canción donde una niña extrañaba a su papá que se había ido y la había dejado. Con tan pésima suerte que volví a pasar el casting y me tocó cantar una tercera vez frente al grupo en la siguiente clase.

Al final ya solo éramos como 4 o 5, y traté de cantar una canción de un grupo cristiano que me gustaba en esos tiempos, igual, la canción era mas o menos abstracta y nadie la había escuchado jamás. Por suerte esta vez no me fue tan bien y el Ramón nos ganó a todos con una interpretación impecable de 'El Sinaloense'.

Pinche Ramón! qué le costaba haber dicho desde un principio que había estado en el coro de niños cantores de Los Mochis?!!! Nos hubiera ahorrado todo este circo!!!

Por cierto, me acordé de esta historia porque el sábado pasado encendí el radio del coche y en una estación de Mazatlán sonaba precisamente la última canción que canté esa vez, claro, en inglés. Desconozco cómo fue que una canción cristiana se coló a la radio secular, pero de una patada estaba de vuelta en 1996 :-S

Acappella Vocal Band - Kyrie Eleison

Kyrie Eleison
Christi Eleison
Kyrie Eleison
El viento sopla y donde quiera va,
de las montañas hasta el mar,
Y llega donde no puedo ocultar
Mi imperfecta condición.
Viejos recuerdos en mi corazón,
mi cuerpo gime al sufrir,
un punto medio yo encontraré
y en ese mismo te hallaré

Kyrie eleison en caminos donde vayas
Kyrie eleison aún en la oscuridad
Kyrie eleison cuando a la meta llegues
Kyrie eleison caminando en la luz.

Cuando era joven ya quería crecer,
de alguna forma entender,
si a la meta pude yo llegar,
con decisión hasta el final

Kyrie eleison en caminos donde vayas
Kyrie eleison aún en la oscuridad
Kyrie eleison cuando a la meta llegues
Kyrie eleison caminando en la luz

Kyrie eleison en caminos donde vayas
Kyrie eleison aún en la oscuridad
Kyrie eleison cuando a la meta llegues
Kyrie eleison caminando en la luz

Kyrie eleison en caminos donde vayas
Kyrie eleison aún en la oscuridad
Kyrie eleison cuando a la meta llegues
Kyrie eleison caminando en la luz

Kyrie eleison en caminos donde vayas!

domingo, 23 de marzo de 2014

La Poison

La Poison era (debe ser todavía) una chava que yo conocía desde la secundaria, iba un grado mas arriba de mi generación y de algún modo terminó siendo el amor platónico de mi amigo Javier.



No recuerdo que fuera particularmente bonita, se me hacía mas guapa mi amiga la Beatriz y yo creo hasta la Azucena tenía mucho mas que ofrecer. La Poison mas bien se veía exoticona porque aunque era güera (rubia) y tenía ojo claro, tenía bonita piel y siempre andaba muy bronceada.

Tenía en su contra que era dueña de una frente prominente y no era particularmente lista en la escuela, pero tenía un pegue bárbaro, en una ocasión hasta fue candidata a reina de la escuela, aunque no ganó, creo que quedó en 5to lugar de 15 candidatas, así que no le fue tan mal.

La chava nunca le hizo caso a mi amigo Javier, aunque bien que lo utilizaba para los mandados la muy cabrona, era cuestión de que a la Poison se le antojara un ceviche de Don Rul y ahí te va Javier corre y corre para que la señorita alcanzara a desayunar antes de que se terminara el receso.

Eventualmente se graduó de la secundaria y la olvidé por algunos años, hasta que en una de esas vueltas que da la vida, zaz! que termina en mi salón de clases de la prepa. Según entiendo, había reprobado no se cuantas materias y no pasó los exámenes extraordinarios, por lo que perdió ese año y ya no se pudo graduar con su generación. Le dieron oportunidad de retomar el semestre que había reprobado y así fue como terminó en mi grupo. El día que volvió a entrar a la escuela, hasta el director la fue a recibir al estacionamiento, ah, porque ella llegaba en su propio auto, y lo que era mejor, tenía un teléfono celular eh! y no cualquier teléfono, un Motorola Startac! En esos tiempos ni siquiera los pocos maestros que tenían un celular se podían permitir ese aparatito, usaban unos Nokia de un kilo de peso. 



Y porqué tantas atenciones para la Poison? Pues resulta y resalta que en el año que estuvo dada de baja de la escuela, se había convertido en una celebridad en la prepa, tenía un programa de videos en el canal local del Megacable. El programa no podía ser mas kitsch, apenas a un paso de lo lamentable. El show básicamente consistía en ella, vestida provocativamente, apoltronada en un sillón, descalza y pasando videos musicales a los que les distorsionaban el logo de 'Telehit' o de 'MTV' mientras decía una sarta de tonterías al aire. Ah sí, también recibían llamadas del público, aunque por lo general eran del tipo:

-Poisoooon!! Estás bien buenaaaaa!!! Te quiero *oger!!!!- 

Tampoco faltaba el chistoso que empezaba a jadear y a hacer ruidos de tipo sexual y que decía:

-Poison! Te la quiero *eter mamacita!!!!-

La Poison hasta eso aguantaba vara, nomás decía -Ay yaaaaaa plebes!!!! Si me van a hablar para esas cosas mejor no llamen eh!!!! que malos son deveras!!!! ;-)


Fiel a su forma de ser, la Poison siguió batallando en la escuela con las calificaciones, pero por lo menos era famosa, y nomás por no dejar, engatuzó al desmadroso del salón, el Fermín, quien corrió el mismo destino de mi amigo Javier, se enamoró de ella pero la Poison solo lo tenía cerca para los mandados; la verdad es que lo trataba como si fuera un perrito, pero yo creo que el Fermín también era feliz así, por lo menos la podía ver hacia arriba y pasarle el papel de baño.

A mi la verdad nunca me cayó bien la Poison, gustaba de humillar a la gente que ella consideraba inferior a su círculo social, ya fuera haciendo comentarios hirientes o esparciendo chismes. Lo bueno es que antes de salir de la escuela me quedó el gusto de que se volvió a lanzar como candidata a reina estudiantil y volvió a perder :-P

Ya para cuando terminamos la preparatoria, no la volví a ver y la olvidé por muchos años mas. Hoy la vi en una foto en el periódico del rancho, anda metida en la política! Ver para creer! Y luego porqué este país no progresa jajajajaja

martes, 28 de enero de 2014

Sí, yo también he vivido de arrimado

Claro, no era algo que estuviera en mis manos resolver.

Corría el año de 1988 y un primo de mi papá le había vendido un carro que había salido defectuoso y encima sin papeles, así que lo mas lógico fue ir a llevárselo de vuelta...hasta Chihuahua.
No sé que serie de eventos tuvieron lugar pero cuando menos lo pensamos resultó que ahora vivíamos allá.

Quizá hayan sido solo unas semanas, o unos días, pero para mí, que en aquél entonces no tenía conciencia del tiempo, se me figuraron meses, mismos que estuvimos viviendo en casa de la tía Leonora.

La tía Leonora era hermana de mi abuelo paterno, y la mera verdad dudo mucho que se acordara de que tenía un sobrino en Sinaloa (mi papá), pero como la gente de Chihuahua es yo creo la mas hospitalaria de mi querido México, nos recibió en su casa como si nos conociera de toda la vida.

Lo que de entrada me encantó de esa casa es que tenía un patiesototooooote lleno de árboles de manzana, de durazno, de ciruelas de españa y hasta una parra de uvas; yo comía seguido de esas frutas, pero no conocía los árboles que las daban, pues en mi pueblo hace un calor del demonio y esos árboles simplemente no se logran. Me sacó un poco de onda saber que los duraznos a veces no son tan dulces si te los comes verdes y que las manzanas las puedes llegar a aborrecer de comer tantas! A los pocos días ya ni me llamaban la atención y entendí porqué cuando llegué había tanta fruta en el suelo que nadie se comía, mi tía las barría y las echaba a la basura o si tenía algún arbolito nuevo que plantar, las machacaba y se las echaba de abono.

La casa era mas o menos amplia, tenía un porche techado y cerrado pero con ventanales amplios que dejaban entrar la luz, mi tía se llevaba sus cosas de costura ahí porque no tenía que encender la luz, yo creo que sabía que ningún foco le iba a igualar la cantidad de lumenes que daba el sol de la tarde y menos gratis. 

El baño era una de esas cosas raras que vi, pues estaba por separado, en un cuartito estaba el inodoro, y en otra habitación mas amplia estaba el cuarto de baño como tal. Mi hermana y yo todavía nos reímos cuando nos acordamos de ese baño; parece que mi tía se manejaba con un horario así tipo Sheldon Cooper, y no era muy de su agrado que hiciéramos uso del mismo a horas no autorizadas, si uno se tardaba mas de 3 minutos, empezaba a tocar la puerta para ver si estábamos bien. Igual nos reñía porque, a su consideración, usábamos mucho papel. Palabras textuales suyas eran:

-Ay mijo! yo no sé porqué gastan taaanto papel! si yo con dos cuadritos me limpio!- 

La casa tenía 3 recámaras, una muy sencilla y sin mas muebles que una cama y unos burós donde dormían ella y su esposo, el tío Samuel, es el único lugar en la vida donde he llegado a ver una nica (bacinilla) fuera de un hospital . Las otras dos eran muy...la verdad es que no estoy ni siquiera seguro de que palabras usar para describirlas, yo creo que lo ideal sería que se imaginaran cómo era el mundo entre los años 1960 y 1975 y háganse de cuenta que ése era la época a donde te transportabas cuando ponías un pie dentro de esas dos recámaras, el olor, no sé como explicarlo, no olía feo, simplemente olía no sé, a casa sola.

La cocina era amplia, enorme si la comparábamos con la de mi entonces casa de interés social, alacenas blancas con puertita de vidrio y mantelitos de macramé debajo de los platos y los vasos. Mi tía tenía una estufa y un refrigerador con los que fácil tenía unos 40 años, de color blanco y super retro, como salidos de una caricatura del Pato Donald, pero que funcionaban mejor que cualquiera que pudieras ir a comprar a una mueblería en ese momento, en aquéllos tiempos las cosas las hacían para que duraran.


No quieran ver mas, así eran la estufa y el refri!


Del otro lado del patio, había una casa mas pequeña donde vivía uno de sus hijos, con su esposa y dos niñas. Una de ellas, la Mily, era menor un año que yo, y como yo no tenía con quien mas jugar, pues me salía al patio a jugar con ella, claro, había que llegar a un acuerdo sobre a qué jugábamos porque pues ella obvio quería jugar a las Barbies y yo a los Playmobil.

Creo la única nota agria de esos juegos la ponía el tío Samuel, pues en su mente chapada a la antigua (ya andaba rondando los 80 años el viejito) yo no debería jugar con niñas, y menos aún porque a veces la Mily sacaba su juego de té y yo me sentaba a 'comer' con ella. Mi tío no tenía reparo en decirme cosas como 

-Pinche mariquita, jugando a los trastecitos!-

Yo no le decía nada porque pues a mis 6 años simplemente no sabía como responder a una agresión de ese tipo, se lo dije a mi mamá un día que me colmó la paciencia con otro de sus sagaces y finos comentarios, aunque creo que no elegí bien las palabras:

-Ay no, yo ya quiero que se muera mi tío Samuel!-
-Cállate malcriado! No andes diciendo esas cosas!
-Pos es que ya está bien viejito de todos modos!- 

Mi mamá se limitó a decirme que lo ignorara, aunque era difícil porque el viejito era enfadoso como él solo. 


El Wicho era algo mas o menos así.


Igual me hacía bullying porque le tenía miedo a un pinche perro del mal, el 'Wicho', que habían criado para cuidar el taller mecánico de su hijo, que estaba a un lado de la casa. El maldito chucho era una fiera, lo tenían amarrado durante el día y en un espacio muy reducido, así que no estaba acostumbrado a tratar con gente desconocida, y claro, eso era yo. Cada vez que me veía me ladraba como si me quisiera decir:

-GuauGuauGuauGuau! Chinga tu madre! te ODIOOOOO!!!!! GuauGuauGuauGuauGuauGuauGuau!

Pos mas que intenté ganármelo, nunca pude, el 'Wichito' no me quería. Finalmente desistí y llegué a la conclusión de que si el bicho nefasto me odiaba, por lo menos le iba a dar una buena razón, así que en la tardecita cuando cerraban el taller y el animalejo ya andaba suelto, abría la reja (que hacía un escándalo) y éste se dejaba venir como flecha, y en cuanto asomaba el hocico por la reja le arrojaba un cubetazo de agua fría muejejeje!

Ya preguntándole a mi mamá, creo que solo estuvimos ahí como un mes y medio, mi papá compró una casa en obra negra en un lugar que acababan de fraccionar y que estaba por alláaaaa donde daba vuelta el aire. No contábamos con que empezando noviembre, las temperaturas suelen ser muuuuy extremosas y nosotros no estábamos acostumbrados a eso; el acabose yo creo que fue un día que mi mamá dejó la ropa húmeda tendida en la noche y amaneció congelada. En menos de una semana mis padres decidieron que ya estaba bueno de aventuras y nos regresamos al pueblo :-S

Mi tía Leonora falleció como por 1996, y el tío Samuel no la sobrevivió mucho tiempo. Años después regresé a ese lugar en unas vacaciones, y la verdad es que batallé para reconocer el lugar; de la casa solo quedaba literalmente el frente que daba a la calle, pero de los cuartos tenebrosos, la cocina retro y del tataratataratataranieto del perro neurótico ni sus luces. El patio antes tan chingón y lleno de vida, estaba invadido de maleza; adiós árboles de manzana, adiós mata de ciruelas, adiós árbol de durazno. Creo que se habían mudado unos nietos de la tía Leonora e hicieron como si ese pedazo de tierra simplemente no existiera. Una lástima, era un lugar que me habría gustado que mis sobrinos o mis hipotéticos hijos conocieran, pero pos ya qué! :-(