domingo, 13 de mayo de 2012

La señora Vivian

Y ahora que vi la película de los viejitos, me hizo acordarme de aquélla vez que me platicó mi hermana de una amiga de ella, la señora Vivian.

Cuando mi hermana estaba recién casada, ella y su esposo se vinieron a vivir acá a Los Cabos, mi cuñado ya tenía algún tiempo aquí y tenía su círculo de amigos y conocidos, pero mi hermana no conocía a nadie. Los primeros meses de su vida de casada no trabajó y cuenta que a veces el día se le pasaba en tratar de sacarle brillo a las paredes y contar los adoquines del piso de la plaza que estaba enfrente del edificio donde vivía, hasta la tarde que llegaba su esposo del trabajo.

Un buen día le ayudó a una viejecita que vivía en su mismo edificio a subir las bolsas de la compra, y entre plática y plática terminaron haciéndose amigas. La señora Vivian ya pasaba de los 70 años, y vivía completamente sola aquí en el pueblo. Creo que era originaria de la ciudad de México, pero por razones que nunca supe, tenía algún tiempo viviendo aquí en Los Cabos. Lo que se le hacía curioso a mi hermana, era que una señora ya de cierta edad estuviera tan sola, por lo que ella sabía, tenía varios hijos pero ninguno vivía por aquí, y no se veía que vinieran a visitarla. 

Con el tiempo desarrollaron una bonita amistad, mi hermana a veces la acompañaba al doctor, al supermercado a hacer la compra, al cine o a veces simplemente salían a caminar durante la tarde. La señora tenía muchísimas historias entretenidas que contar, en sus buenos tiempos había sido la dueña de un colegio muy nice allá en la ciudad de México y conocía a un buen número de empresarios, políticos y gente adinerada de la que uno se entera apenas por la televisión o por revistas como el 'Quién' o el 'Caras'. Como les dije, nunca supe porqué la señora había decidido venirse a vivir hasta acá y completamente sola, pero era evidente que no batallaba por el dinero ni para valerse por si misma.

Lo cierto es que la señora Vivian era algo excéntrica, todo un personaje, le gustaba cantar y no era inusual escucharla entonando sus arias de ópera durante el día y hasta le regaló a mi hermana un CD que había grabado en sus tiempos mozos; también en alguna ocasión, la señora fue ver a un amigo de ella (un señor ahora sí que 'podrido en billetes' como decimos aquí) que es el dueño de un mall que está por la marina de Cabo San Lucas, 'Puerto Paraíso', pues su amigo arregló que le montaran un templete y le pusieran un equipo de sonido para que pudiera dar un pequeño recital, la señora Vivian, se sentía soñada.

Me cuenta mi hermana que un buen día la señora llegó con un regalo para ella, un abrigo de MINK, sí, yo pensaba que esas cosas solo existían en las películas, pero el mink es real. Mi hermana le dijo que se lo agradecía muchísimo pero que no se lo podía aceptar, pues sin duda era algo muy costoso y que no quería que gastara en algo así. La señora Vivian insistió, le dijo que la había llegado a querer mucho y que tenía en alta estima su amistad y la compañía que le hacía, que era una muestra del aprecio que le tenía. Le contó que el abrigo había sido de ella y que era uno de sus favoritos, que muchas de sus otras amigas le habían pedido que se los prestara aunque fuera una vez para ir a tal o cual fiesta o evento y  siempre se había negado, pero que esta vez se lo quería regalar a ella y que por favor se lo aceptara. Mi hermana sin estar muy convencida se lo aceptó, supongo que dos ideas pasaban por su mente, primero, que la amistad que tenía con la señora era totalmente desinteresada y a ella jamás se le habría ocurrido esperar recibir algo a cambio; la segunda sin duda era -Y qué carambas voy a hacer yo con un abrigo de mink en este clima infernal de Los Cabos?!-.





El tiempo siguió pasando y eventualmente la señora Vivian ya comenzó a tener los achaques propios de la edad, y aunque seguía tan jovial y alegre como siempre, ya no tenía tan sencillo el vivir sola y valerse por si misma, así que uno de sus hijos vino por ella. Tenía una casa aquí en Los Cabos y por negocios iba a estar viviendo una temporada en el pueblo. Aunque mi hermana si intentó seguir en contacto con su amiga, ya no fue posible, una de las pocas veces que platicaron por teléfono la señora le comentó que le gustaría que la fuera a visitar, pero que su hijo era 'muy especial' para las visitas y que no quería causarle una incomodidad a ella ante una mala cara o una grosería de su hijo.

Pasaron los meses y la señora Vivian ya no volvió a llamarle a mi hermana, desconozco si finalmente su hijo terminó sus negocios en el pueblo y se la llevó de regreso a vivir a la ciudad de México, pero el caso es que ya no le fue posible ponerse en contacto con ella. 

Mi hermana hoy en día no sabe siquiera si la señora Vivian aún viva, a sus años es poco probable que la encuentre en el omnipresente Facebook pues hace ya varios años desde la última vez que se vieron.

Mi hermana recuerda con mucho cariño a su primera amiga que hizo aquí en el pueblo, sus historias y sus anécdotas, y por supuesto, el abrigo de mink que aún está cuidadosamente guardado en el armario a la espera de usarlo durante la próxima glaciación :-)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Ivan te he dejado un premio en mi blog por si quieres pasar a recogerlo.....Saludos!

mónica dijo...

Hola Iván.
Llego aquí desde el blog "Vivencias de Cecilia" y me encuentro con una entrada tan entrañable.
Los mayores suelen ser los grandes olvidados de esta sociedad. Necesitan cariño, compañía y tienen tanto que enseñar.
Yo también tengo una amiga parecida a la señora Vivian. Es una mujer encantadora y ya la tengo "adoptada" como abuela.
Un besito grande! Te sigo y me pasaré más por aquí.

Ivan dijo...

Muchas Gracias Ely! Nunca en mi vida me había ganado algo! La verdad es que si se siente bonito jejeje

Mónica, muchas gracias por tu visita, que bueno que te haya gustado el post, la verdad es que si, a veces uno comete el error de desafanarse de sus mayores, yo vivo lejos de mis abuelas y no las puedo visitar tan seguido como debiera y quisiera, lo sé porque mis dos abuelos (materno y paterno) fallecieron hace poco y si es triste saber que ya no habrá nunca mas manera de hacerles una visita o de platicar con ellos, hay que aprovechar cuando la gente aún está aquí con nosotros mejor no?

Saludos!