domingo, 26 de enero de 2014

La primer primer mejor amiga

Soy de la firme creencia de que los mejores amigos son como el tipo de cambio y la inflación, cambian con el tiempo aunque nosotros no queramos. A lo largo de mi policontundida existencia he tenido muchos amigos, y por supuesto, mejores amigos, aunque como dije, no siempre conservan ese estatus en nuestras vidas.

Sin embargo, siempre hay una primera vez para todo, y en mi caso, la primer primer mejor amiga que tuve, fue una chica que llegó a mi vida sin que me diera cuenta.

Un buen día un wey de mi grupo conocido con el gráfico apodo de 'La verruga asesina' (hay que ver lo indolentes que pueden llegar a ser los padres) se dio de baja, fue así como de un día para otro apareció 'Ella' en el salón.

Ese ciclo escolar terminó sin contratiempos, salimos de vacaciones y entramos a segundo año de secundaria. Ente los que entran y los que salen, siempre hay un reacomodo de nombres y por arbitrariedades del alfabeto, nos tocó sentarnos casi al lado uno del otro. Resulta que Ella además de ser muy inteligente, era una persona muy agradable, no había cosa de la que no pudiera platicarle, así que entre tareas, chismes y las veces que me dejó copiarle en los exámenes de matemáticas (yo nunca he sido bueno para las mates), nos hicimos mejores amigos, o al menos para mí fue la primera vez que fui consciente de que tenía una mejor amiga, de ahí que en los cajones de mi memoria ella está en la gaveta que dice 'Mi primer primer mejor amiga'.

Tuvimos nuestros desacuerdos pocas veces y solo una vez la llegué a meter en problemas. 

Ella se había peleado con su suuuuper amiga la Chabela , y no sé si ésta era muy de ver telenovelas o escuchar a todo volumen el disco 'Paquita la del barrio y Lupita D'Alessio: Juntas otra vez', pero la Chabela le dijo:

'DEJO DE LLAMARME ISABEL SI TE VUELVO A DIRIGIR LA PALABRA'. 

Lo mas seguro es que todo el punch y la pasión iracunda con que se lo dijo se debió a que era el día 28 del mes, pero el caso es que a las semanas ya estaban como si nada hubiera pasado.

No puedo decir que yo sea el ser mas imprudente que ha caminado sobre la faz de la tierra, pero si no lo soy, estoy cerca. Estábamos en el segundo receso del día, entre 11:00 y 11:10, sentados esperando que llegara el maestro de la siguiente hora, platicando y haciendo chistes, entre los ahí reunidos estaba la Chabela, y a mi no se me ocurrió mejor idea que pasarle un papelito a Ella e iniciar un dialogo algo prehistórico en papel (no había teléfonos móviles ni imaginábamos siquiera el SMS).

-No era esta la que se dejaba de llamar Isabel si te volvía a dirigir la palabra?
-Nomás era un malentendido :-)
-O a la mejor no le gustaba la perspectiva de quedarse hereje...
-Cómo hereje?
-Sin nombre.
-Ah.
-O peor, que le dijeran Penélope (La Chabela alguna vez hizo el comentario desafortunado de que su papá la quería llamar Penélope, de modo que su mamá un día aprovechó que su papá estaba trabajando y fue la registró por su cuenta, claro, a partir de ahí todos le decían Pene para hacerla enojar!)

La Chabela solo nos veía pasarnos el papelito, pero no sabía de que iba el secreteo, nos preguntó y le dije que no era asunto suyo. Creo que no le satisfizo la respuesta, pues en un descuido le arrebató el papelito a Ella y salió corriendo. La ruta clásica de cualquier chica secundariana que salía intempestivamente del salón  presa del llanto (o de un torzón) era por supuesto, al baño de mujeres, y ahí va Ella y toda la bola de chismosas del salón detrás de suyo. 

Creo que me salieron mal las cuentas porque al recordar la fecha, MAL-DI-CIÓN, estábamos a fin de mes, y claro, la Chabela estaba hecha una magdalena cuando llegó de vuelta al salón. 

Ella se disculpó con la Chabela y me obligó a hacer lo mismo, aunque la neta yo pensaba que no era para tanto y que fomentarle su histrionismo era perjudicial para todos. 

Ella y yo sólo fuimos mejores amigos durante el segundo año, cuando íbamos a salir del curso y pasar a tercero, me dio la noticia de que se iba a vivir a otra ciudad con alguno de sus múltiples hermanos. Me dejó su dirección y puntual y religiosamente iba cada mes a dejarle una carta... de las cuales no me contestó ninguna. Lo seguía haciendo porque su hermana menor no se mudó junto con ella sino que se quedó en el pueblo y en la misma escuela, y a veces me daba noticias; que había recibido mis cartas, que se había reído mucho y demás, pero que como no tenía ni idea de dónde carajos estaba la oficina de correos allá en la otra ciudad, nunca me había podido contestar.

Ya casi para finalizar el tercer año de secundaria, Ella fue de visita a la escuela, y me pidió mil disculpas por no haberse comunicado en todo un año salvo en una ocasión que me había hecho una mala llamada de menos de 5 minutos en semana santa creo. Me escribió una mega nota en mi libro de Antologías de la clase de español, en donde me decía entre otras cosas que yo sería su mejor amigo por siempre y que para lo único que nunca tendría flojera sería para platicar conmigo. Yo creo que no se lo tomó muy en serio y fue una suerte para mi salud mental que yo tampoco porque esa fue la última vez que nos vimos.


Algo así pero en azul


Aún conservo en algún viejo sobre de fotos una pulserita de hilo color azul violeta que me regaló cuando salimos de segundo año; las veces he hecho limpia de cachivaches en mi casa, esa pulserita ha sobrevivido. No sabría explicar porqué, pero me dolería tirarla, a la mejor porque la secundaria fue una época horrible para mí y  es uno de los pocos buenos recuerdos que tengo, con todo y que desde 1997 no he vuelto a saber nada de Ella/Carla.

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