lunes, 30 de marzo de 2009

No vermin in Cabo


Una de las cosas que quizá me sorprendió mas cuando llegué a Los Cabos, es que no vi cucarachas. Me parecía increíble entrar a la cocina de mis parientes a cualquier hora de la noche y nunca ver a ninguno de estos bichos repugnantes que tan mal me caen. Eventualmente me tocó ver alguna que otra mientras caminaba sobre la Transpeninsular a la altura del campo de golf del Mayan, pero no eran nada comparadas con las que veía en mi tierra.


Creo que el desengaño me llegó hasta casi un año después, cuando nos mudamos una casa que tenía una entusiasta colonia de cucarachas. Yo creo que de haberme fijado con mayor detenimiento el primer día que vimos esa casa, hubiera notado que hasta forma de condominio tenían las alacenas. Ni modo, eso pasa cuando uno no sabe decir que no. Supongo que es algo que heredé de mi papá. De entrada el lugar parecía la 'Casa del tío Chueco', los pisos todos disparejos, las puertas chuecas, el lugar parecía estar hecho literalmente 'con las patas', pero con esa ubicación y la relativa conveniencia de que estaba disponible de inmediato, no quise seguir peregrinando en busca de una casa y di el depósito.


No puedo decir que haya sido un horror desde el principio, con todo y que el simpático enjambre de abejas que había justo arriba del lavadero ya hubiera hecho de las suyas con uno de mis roomates. No, al principio hasta se puede decir que nos gustaba la casa, porque bien que mal, era una casa, hasta ese entonces habíamos vivido hacinados en un apartamento de una recámara.


El verdadero horror se hizo presente cuando nos entregaron un refrigerador y estufa nuevos de conocida tienda departamental que vende con facilidades. Fue cuestión de días para que las osadas y autodeterminadas cucarachas tomaran posesión de la cocina, no importaba que el refrigerador lo limpiáramos seguido con Ajax con Expel (que huele a menjurge para magia negra), no, estos bichos no parecían inmutarse ante la presencia humana, cínica y descaradamente desfilaban sobre la barra de la cocina. Vaya, ni siquiera el 'Repeltronic' que tan útil nos fue en un departamento anterior para ahuyentar hormigas, termitas, alacranes, tepocatas, alimañas y víboras prietas parecía tener efecto.


Que fue lo que hicimos? No mucho, volver a lavar trastes cada vez que los necesitabamos y eventualmente tirar todo lo que estuviera en la alacena que no viniera dentro de latas y/o empaques metalizados. Aaah, porque las cucarachas solo fueron el inicio, después comenzaron a salir ratas (del cajón donde mi compañero guardaba sus vitaminas del gym) y no menos importante, A L A C R A N E S.


Huelga decir que justo en cuanto se cumplió el plazo mínimo de la renta nos fuimos de ahí. Claro, ayudó mucho que uno de nuestros eventuales compañeros nos dejó chiflando en la loma y teníamos que pagar $1000 extra de renta al mes. Pero en fin, no me importó en lo mas mínimo el irme de ahí, con todo y que el Urbano pasaba a una cuadra de la casa, que teníamos internet e historias gratis gracias a un grupo de Alcohólicos Anónimos que sesionaba en el local de arriba y que el mercado municipal también nos quedaba a un tiro de piedra, nos fuimos, encontramos una casa que nos gustó mas, en un barrio mas nice y que nos cuesta $2000 menos al mes.


Lo mejor es que ahí si que no hay cucarachas, hormigas cuando mucho, y de las grandes. Las homigas me molestan menos, pero no me seduce la idea de tenerlas como inquilinas, en fin, ya veré que se me ocurre después y les cuento ;-)

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