Pero pos no. Hoy me desperté bien tarde con la novedad de que habían matado a Osama Bin Laden y que habían arrojado su cadáver al mar pronta y expeditamente (conociendo a los gringos, lo hubieran andado paseando por todos lados como trofeo, ya ven que no les gusta). El caso es que se me hizo tarde y no desayuné, me puse a lavar la ropa porque ya tenía nada limpio, y también se me ocurrió pasarle la escoba y el trapeador al baño (si, tengo un baño bastante amplio) y ahí se me fue la mañana.
Pues llego acá al trabajo y el menú del día era: Sopa de tortilla, carne asada, frijoles puercos, chilaquiles verdes con mucha crema y queso, y para acabar, helado de frambuesa, pastel sobrante de la boda de ayer y postrecitos de chocolate. Chale, que mala onda, yo de plano que a esas cosas no les se decir que no. Me puedo quedar sin probar la comida que hicieron, pero los postres, que esperanzas!
Lo malo del asunto es que el pastel de la boda estaba muy bueno, y ahora me atormenta el no saber de que carambas era el glaseado que tenía, estaba BUENÍSIMO. Ya me veo en los próximos días ensuciando mi cocina y utilizando cantidades industriales de mantequilla, margarina y azúcar glass hasta que le atine a la receta :-(
Maldita solitaria!
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