sábado, 12 de enero de 2013

El único vicio que tuve en la vida

En mis tres décadas de vida, solo recuerdo haberme enviciado lo que se dice ENVICIADO, con una cosa... Las maquinitas! (Acá en mi pueblo les dicen maquinitas a los Arcades o máquinas de videojuegos).



Todo comenzó cuando entré al segundo año de la secundaria, yo tenía dos amigos que eran entusiastas de los videojuegos, uno de ellos tenía una consola Nintendo y una Super Nintendo pero tenía padres responsables que solo le permitían jugar los fines de semana DESPUÉS de haber hecho las tareas y que no fuera época de examenes, claro que para alguien enviciado, esperar hasta el fin de semana suponía una eternidad, así que por lo mismo, había que buscar opciones. Fue así que dimos con un negocio donde había 'maquinitas' y que estaba convenientemente ubicado frente a la escuela justo al cruzar la calle.

Recuerdo que fue un día entre semana que salíamos a la 1:10 p.m, y como no tenía nada mejor que hacer, los acompañé. En aquél entonces, el juego que estaba de moda era el 'Darkstalkers Night Warriors Revenge', básicamente era un juego de pelea entre personajes como vampiros, momias, una especie de Frankenstein, una mujer gato, un hombre lobo, un zombie, un sasquatch y bueno, ya me entienden. El otro que les gustaba jugar era uno de los X-Men. Por lo general, esos juegos siempre estaban ocupados de modo que la única forma de jugar era retando al que estaba jugando, y si no sabías jugar era como tirar el dinero a la basura.

Demo de los Darkstalkers




Demo de X-Men Children of the Atom


Sin embargo, sucedió que ese día nos quedamos hasta tarde, digamos las 3, y por razones que no entendí sino hasta después, el lugar se quedó vacío, solamente estábamos mis dos amigos y yo, y ellos estaban entretenidos jugando al de los X-Men, y como traía una moneda suelta de 50 centavos, pensé:

-Le voy a echar una moneda A VER COMO ME MATAN jejeje-

El problema fue que después de esa moneda fue otra, y otra y otra, y bueno, el resto es historia.

Al día siguiente estaba que me comían las ansias de volver a jugar, esa ocasión ya ni les pregunté si iban a ir a las maquinitas, yo solito agarré camino y ellos me siguieron. De nuevo me quedé hasta casi las 3 de la tarde jugando y obviamente mi mamá quiso saber porqué. Al principio le decía que me había ido caminando hasta el centro con mis dos amigos y que de allá me había venido en el bus, pero ya después de tantas veces en una sola semana se le hizo raro y me prohibió terminantemente que volviera a llegar tarde para comer.

Si ya no podía ir a jugar al salir de la escuela, pues había que encontrar la manera de hacerlo mas tarde, y fue ahí cuando empezamos con 'las tareas en equipo', con el tiempo llegué a tener hasta tres tareas en equipo a la semana, que algunas veces eran ciertas y otras eran simplemente la excusa de salir de casa e irme a la vagancia. A mis dos amigos los dejaban hacer lo que quisieran con su tiempo libre una vez que hubieran terminado la tarea, de modo que yo tomaba el bus, llegaba a casa de uno de ellos, Javier, y de ahí nos íbamos caminando a casa de Miguel que vivía a pocas cuadras de ahí. Ellos ya tenían ubicados varios lugares donde podíamos ir a jugar, uno de ellos era 'El Trébol', que en realidad era una pocilga  inmunda debajo de una escuela de Tae-Kwon-Do, junto a un paradero de autobuses, le decíamos 'El Trébol' por una zapatería de ese nombre que estaba justo a un lado. El otro lugar era 'Las Unicornio', un lugar que estaba bastante bien porque era un local cerrado y con aire acondicionado, aunque allí íbamos casi exclusivamente a jugar al Mortal Kombat 3, bueno, ellos jugaban, yo solo veía, el Mortal Kombat siempre fue demasiado 'satánico' para mi gusto jejeje, en fin, ese lugar me gustaba mas que 'El Trébol' porque en tiempo de calor era un alivio tener aire acondicionado, amén de que usaban un desodorante ambiental que olía como la cinta mágica 3M jejeje

'Fatalities' en Mortal Kombat 3

Caí en desgracia un sábado que según iba a hacer 'otra tarea en equipo', en realidad sí iba a hacer una tarea, pero eso era a las 11, y yo me fui desde las 10, como mi papá tenía una vuelta para el centro, me llevó y me dejó cerca de donde vivía mi amigo Miguel, claro que en cuanto mi papá se alejó, yo me fui directo a 'las maquinitas' al cuchitril del trébol.

Mis amigos llegaron poco antes de las 11 y jugamos un rato, ya de ahí nos fuimos a terminar un 'diorama', que nos habían dejado de tarea en educación artística, que era como un dibujo tamaño mural en papel pellón pintado con crayones con el tema de 'La Ecología'. Creo que esa fue la primera vez que me metí en un problema serio en la secundaria, llegué a mi casa y mi mamá estaba ENCABRONADA, decir que estaba hecha una furia hubiera sido poco, la mujer estaba totalmente fuera de sí y mas que dispuesta a darme una paliza (uno pensaría que a los 13 años tus padres finalmente desisten de los golpes y tratan de razonar contigo, mis padres NO eran así jajaja).

Para mi mala suerte, resultó que después de que mi papá me dejó en el centro, fue a una ferretería a comprar unas cosas para un trabajo que estaba haciendo, y al primer lugar donde fue, no tenían todo el material que necesitaba, y pues fue a buscarlo en ooootra ferretería que estaba por la misma calle de las maquinitas. No sé si le habrá tocado el tráfico lento, o algún semáforo, el caso es que me vio jugando tan cándidamente como los cholos y los vagos que tanto despreciaba. Palabras textuales de mi mamá fueron:



-No sabes lo ENOJADO que está tu papá, dice que si no se bajó ahí mismo para sacarte a cintarazos fue porque no encontró donde estacionarse!!! Pero espera a que llegue en la tarde y vas a ver como te va a ir!!!

Hasta eso que para la tarde que regresó, mi papá ya se medio había calmado, y aunque sí me gritó y me dijo hasta de lo que me iba a morir, no pasó a mayores, de hecho la que estaba mas ofendida era mi mamá, no se porqué pero incluso ya ahora que tengo 30 años sigo creyendo que mi mamá se traía algo contra mí en esos años, porque NADA de lo que hiciera le parecía, si era malo era muy malo, si era bueno pues no era lo suficientemente bueno, pero esa es otra historia.

Todo este argüende que se armó no sirvió en lo absoluto para que escarmentara y dejara el vicio, al contrario, me volví mas cauteloso. Ya para cuando salía de la escuela, sabía que mi mamá estaría reloj en mano en la casa esperando a que llegara, por lo cual sin que ella se diera cuenta, unas veces adelantaba o atrasaba el reloj de la cocina 10 minutos, así cuando llegaba tarde, le podía alegar que ese reloj estaba adelantado y era cierto, o cuando lo atrasaba disfrutaba de 10 minutos extra jugando, con el tiempo mejor se deshicieron de ese reloj porque ya no se podían confiar de él. 



También fue cuando empecé a aprovechar las 'horas libres' que teníamos en la escuela, a veces por alguna razón, los maestros no iban y teníamos hora libre, y mis amigos y yo ya nos sabíamos el modo de salirnos de la escuela, por el lado del estacionamiento de maestros, la puerta rara vez permanecía cerrada y el changarro de las maquinitas estaba justo al cruzar la calle. Solamente en una ocasión nos encontramos la puerta cerrada de regreso, pero teníamos tan buena suerte que justo en ese momento venía llegando el maestro de Español en su auto y le dijimos:

-Profe! Profe! No se baje, nosotros le abrimos la reja, pásenos la llave!

El maestro obviamente sabía que nos habíamos quedado afuera, pero hasta eso que como no éramos malos estudiantes en su clase ni era asunto suyo, nos pasó la llave y nos metimos detrás de él.

Por suerte nunca nos pasó lo que a otros amigos de otro grupo, ellos una ocasión que también tuvieron hora libre, se salieron de la escuela para ir a las maquinitas, pero, el Prefecto de ellos (el Prefecto es el equivalente escolar de un celador o carcelero) tenía complejo de sabueso, y cuando notó que faltaban varios de ellos en las canchas, los fue a buscar. Alguien lo vio venir y les avisó a todos, así que en cuanto el Prefecto entró por una puerta, TODOS salieron corriendo por la otra y no agarró a ninguno de ellos. 

En alguna otra ocasión la señora de las maquinitas tuvo la idea de poner una Rockola pero como ya no había lugar, la puso justo sobre la segunda puerta de salida bloqueándola, cuando el Prefecto (que no perdía la esperanza de atrapar a los del grupo para meterles una suspensión de 2 semanas) volvió a ir en busca de ellos, nuevamente lo vieron venir, y como no había segunda puerta, apelaron a la buena voluntad de la señora de las maquinitas, ya que después de todo, ellos eran una clientela fiel, así que la señora los dejó esconderse en un baño que tenía debajo de las escaleras, en cuanto el Prefecto llegó y vio que no había nadie, se fue. A la señora casi le besaron los pies antes de salir en tropel de vuelta a la escuela, claro que tuvieron que dar un buen rodeo para brincarse la barda por otro lugar donde no los estuvieran esperando.

Así transcurrió el resto del año escolar, yo enviciado con las maquinitas, y buscando todos los días una nueva manera de evadir, engañar y despistar a mis padres, que tenían unas ideas francamente erróneas acerca de lo que se hacía en esos lugares, se imaginaban un tugurio estilo cantina de arrabal en donde sistemáticamente les ofrecían drogas a los chamacos, y pues nada que ver, a lo mucho me tocó ver que algunos de ellos fumaban pero hasta ahí.


Para cuando pasé a tercer año, mis dos amigos, Javier y Miguel, tuvieron ciertas diferencias conmigo y agarramos rumbos distintos. Los nuevos amigos que hice, no eran muy de jugar videojuegos, así que me quitaron esa costumbre de que en cuanto  salía de la última clase salía disparado como alma que lleva el diablo a las maquinitas. Ahora lo que hacía era que me iba caminando con ellos hasta el paradero del bus y de ahí me iba a mi casa como niño bueno.

Curiosamente, eso me facilitó aún mas las cosas, porque me encargué de que mi mamá supiera que ya no me juntaba con Miguel y con Javier, así que dejó de tomarme el tiempo de llegada. Lo que ella no sabía, es que relativamente cerca de casa, había un local donde también tenían maquinitas, específicamente un juego nuevo con el que me había enviciado, el 'King of Fighters 96', y lo que yo hacía era que salía de la escuela, tomaba el bus, me bajaba 4 calles antes, jugaba unos 30-40 minutos, y después llegaba caminando a casa y le decía a mis padres 'ah, es que me vine caminando desde la escuela', claro que tampoco abusaba de este recurso, lo hacía a lo mucho 2 veces por semana y a veces en la tarde les decía '-voy a la papelería-' que casualmente estaba junto al local este' y ya jugaba otros 20 minutos.



Por fortuna el vicio solo me duró los años de la secundaria, ya para la Preparatoria no tenía tiempo porque entraba a las 12 y salía a las 8 de la noche, y los videojuegos fueron reemplazados por visitas al café internet.

En general, no me arrepiento de esas escapadas que me daba, de cierta manera siento que se me quitó lo 'teto' ( una rara combinación entre tonto, miedoso, aburrido, nerd y cobardón), antes de los juegos de pelea yo era incapaz de devolver un golpe porque como siempre había sido niño bueno, nunca aprendí a dar puñetazos, patadas y demás, lo creerán o no pero con el vicio se me quitó el miedo y después ya se la pensaban un poco mas porque sabían que mínimo una patada bien dada en las nalgas si les iba a dar o mínimo un cabezazo. Otra cosa que siento que gané fue mi independencia, por lo menos ya era capaz de desobedecer a mis padres, que la verdad si se pasaban de 'over controlling' conmigo, tenían ellos metida en la cabeza la idea de que yo debía hacer exactamente lo que ellos decían, en el segundo que lo decían y sin decir una sola palabra, aparte de que hubieran dado lo que fuera porque hubiera sido mas dedicado a la iglesia, pero la verdad estaba en mi naturaleza cuestionarlo todo, aparte los de la iglesia no eran santos de mi devoción, porqué?

Sucedió que un a vez cometí un error garrafal, se me ocurrió preguntarle a un conocido de la iglesia si alguna vez había jugado juegos de pelea, y me dijo que sí, pero hacía mucho tiempo cuando estaba quinceañero, el Street Fighter. Ese juego yo me lo sabía al derecho y al revés por lo que me puse a platicarle santo y seña de ese juego y de otros bien pasados de lanza como el Mortal Kombat. Claro, apenas llegué a casa y mi mamá ya se había enterado, y yo que ingenuamente pensaba que los de la iglesia no eran chismosos!

Ay no, que recuerdos, siento toda una avalancha de ellos en este momento, pero bueno, de eso les contaré luego.

Y tu tenías algún vicio secreto en tu adolescencia? ;-)


2 comentarios:

M dijo...

Jejeje sonreí durante toda la lectura :-) me alegra que escribas, es como estar contigo viendo todo lo que pasa.

Hmm yo he tenido varios vicios, pero todos los he dejado.

De los videojuegos me gustaba el snow brothers, pero yo siempre he sido malisima para jugar, mi hijo no me deja tocar su wii por lo mismo.

Ps. Podrias sacar la verificacion de palabra? Hace super dificil comentar desde el telefono

Unknown dijo...

Así q perdiste el gusto por el vicio huh... Jejeje me hiciste recordar cuando salia de la prepa e igual me quedaba horas en la nevera con la novia que hasta me retaba en Darkstalkers contar de compartir mi mundo y vicio jejeje