martes, 1 de enero de 2013

Las navidades que yo recuerdo

Son varias, miren que a mis 30 años y con mi memoria debo recordar por lo menos unas 27, pero hay dos en específico que fueron casi mágicas (será porque creía en la magia?), o vaya, no recuerdo haber pasado mejores navidades que esas:

La primera ha de haber sido allá por 1986, yo todavía no iba ni al kínder, pero recuerdo bien que empezando el mes de diciembre, mi mamá y mi tía Malena (que no es mi tía sino una vecina de toda la vida pero yo soy bien igualado) juntaron a su respectiva prole y nos llevaron al centro a ver los juguetes, según para 'pedírselos al Santo Clós'.

Por los 80's mi pueblo era una ciudad pequeñita, así que tampoco había mucho dónde elegir, había unas 2 ó 3 farmacias Benavides que en navidad vendían juguetes, una tienda departamental viejíiiisima que se llamaba 'La Violeta' y un lugar cerca del Santuario de Guadalupe que se llamaba Mercería Lidia. Desconozco porqué, pero esa mercería era la que nos quedaba mas lejos, y con todo, allá fuimos a dar.

En esos tiempos, me gustaban mucho los 'monitos' estilo Playmobil o Fisher Price, además de que venían en sets del tipo 'Barco Pirata', 'La granja', 'El campamento', etc, etc. En esa ocasión le dije a mi mamá que quería el set de 'El campamento' porque traía un auto, un camper, una lanchita y varios mueblecitos ad hoc, también me compraron un Monster Truck amarillo que yo no recuerdo haber pedido y creo que mi papá se emocionaba mas que yo cuando jugaba con él.

Buscando en esa máquina del tiempo que es San Google, me encontré una foto del set que me 'amaneció' esa vez, no traía las mismas cosas, pero si es bastante parecido al que yo tuve:


El mío solo traía las cosas a la derecha de la foto. En la parte de arriba del auto pueden ver que trae una lancha vuelta del revés (la mía era color verde aguacate) el camper donde ven al perrito se doblaba y aquéeella cosa amarilla  que ven detrás del auto era donde se guardaban los muebles y se ensamblaba sobre el camper  doblado. Esos juguetes resultaron ser de una calidad asombrosa, me duraron fácil hasta que tuve unos 10 años, y es probable que todavía anden rodando algunas piezas en casa de mis padres. Quizá de no habérselos prestado a otros primos mas chicos para que jugaran cuando iban de visita a mi casa, todavía anduvieran enteras muchas mas piezas, pero mi mamá para variar siempre me regañaba por 'egoísta', que yo ya ni los ocupaba y que solo lo hacía por dar la contra, -No amá, era porque me fastidiaba hasta el alma ver que esos chamacos cochinos maltrataban las cosas de puro gusto, como no eran suyas...-

En fin, esa navidad nos fuimos a pasarla al pueblo de donde es mi mamá, me gustaba mucho ir porque siempre había un hervideeeero de gente, tíos, primos, parientes mas lejanos y otros desconocidos que al parecer eran parientes de mis abuelos (supongo que también míos de alguna forma). Lo que sí, es que siempre había un ambientazo, fogatas, petardos, luces de bengala, buñuelos, piñatas, bolsitas de dulces que parecían salir de todas partes, etc. Tengo muy presentes dos cosas de esa navidad, un villancico que dice 
-Ande ande ande, la marimorena, ande ande ande que es la nochebuena- y el olor de la leña que parecía impregnarlo todo, no era un olor molesto, era un olor ahumado que en la mañana te avisaba que el desayuno ya estaba listo y en la noche que la cena estaba por servirse, casi 30 años después cuando llego a oler leña quemándose, vuelvo inmediatamente a ese día con todos sus detalles.

Esa mañana del 25 de diciembre ni siquiera me acordaba de los juguetes, me daba por bien servido con seguir jugando con los primos, pero mi mamá me dijo -Ya viste lo que te amaneció?-. Y sí, ahí estaban los mismos juguetes que había elegido en la tienda, cómo supo el Santo Clós donde andaba? quien sabe, pero el caso es que dio con un pueblo que ni siquiera aparecía en los mapas!

Años después mi hermana me platicó que esa navidad fue una especie de decepción para ella, porque cuando ya estábamos por irnos al pueblo, vio a mi papá sacando los juguetes de donde los tenían guardados en el taller y pues así se enteró que no existía el Santo Clós, aunque igual las Barbies y la casa de muñecas llegaron.


La otra navidad que recuerdo con particular alegría fue en 1988, y era cuando nos acabábamos de regresar del gélido invierno de Cd. Cuauhtémoc, Chihuahua. Yo apenas tenía un par de semanas en mi escuela así que fue muy reconfortante poder volver a ver a los primos (que eran un chingo!) y estar en un ambiente ya conocido. En aquéllos años mis tías mas jóvenes todavía estaban solteras, y alboroteras como ellas solas, organizaron una cena de navidad inolvidable.

Desde días antes mi tía Malú avisó que iba a traer un pavo que les habían dado en el trabajo, el viaje de Chihuahua a Mochis en el tren duraba unas 12 horas en aquél entonces, de modo que el pavo en una hielera se alcanzaba a descongelar sin problema durante el camino. Mi mamá ya le había dicho que se había encontrado una receta en el periódico para prepararlo y que al día siguiente les caía en la casa a las 11 de la mañana ya con las cosas para prepararlo.

Todo hubiera salido según de acuerdo al plan de no ser porque a mi mamá se le olvidó comprar pasas o ciruelas o una de esas cosas, de modo que llegó al mercado (que estaba de camino) a comprarlas. Llegó a las 11:20 de la mañana y mi abuela atrabancada y desesperada como ella sola, ya había troceado el pavo y lo había puesto a cocer para hacerlo MOLE.

-Pero Doña Sofía!!!!
-Ay pues es que como no llegaba (20 minutos tarde eh), pues no sabíamos si esperarla o no y pues para no quedarnos sin que cenar a la noche pues...

Creo que hasta la fecha todas las tías siguen platicando esa historia de la vez que tuvieron que cenar mole en navidad.

En fin, creo que algo se pudo rescatar e hicieron tamales. Para la noche mis tías ya habían comprado un par de píñatas y las habían retacado de dulces, cacahuates (maní) , mandarinas, se habían provisto con cualquier cantidad de Tutsi botas y tenían luces de bengala para cantar villancicos.

De esa noche recuerdo 5 cosas en especial:

-Que mi abuelo quiso conectar un ventilador SIN CLAVIJA (maldita costumbre que tenían en esa casa de todo hacerlo a la brava) y que hizo corto y un chispazo fenomenal fulguró en medio de la noche.

-Que la casa de mis abuelos estaba construida sin orden ni concierto, había un tubo de PVC entre el techo de la cocina que daba a una habitación arriba desde donde mis primos y yo estábamos viendo, como no teníamos nada mejor que hacer, dejamos caer un destornillador y por poco y cae en la olla de los tamales.

- Que cuando estábamos jugando a la lotería, mi tía Malú pegó un grito y dijo -Ay un alacrán!- y apenas si alcanzó a darle un pisotón antes de que el condenado bicho le picara a uno de mis primos que estaba sentado en el suelo.

-Las luces azules del arbolito, mis tías lo habían re-decorado y le pusieron una extensión que tenía lucecitas de color azul, y como las de mi casa eran de todos colores menos azules, ahí estaba embobado viéndolas.

-Que entre los dulces de la piñata, las botas de dulces que me tocaron y demás, junté tal cantidad, que no se me ocurrió mejor lugar para guardarlos que en una caja de toallas sanitarias que andaba rodando por ahí. Yo había visto muchísimos comerciales de 'Confort' pero no tenía ni idea de que carambas eran, aunque si me parecía sospechoso que siempre que alguien iba a la tienda a comprar esas cosas, el tendero te envolvía la caja en papel periódico (acaso no iba a estar mas fácil que todo mundo supiera lo que llevabas?!). Total, que nadie dijo una palabra, supongo que hubiera sido mas complicado el explicarme que el dejarme ser.





Si me preguntan que me amaneció esa navidad, no tengo la menor idea, pero lo que nunca he olvidado fue toda la celebración que hubo ese año. A veces hasta quisiera que no hubieran pasado los años con tal de volver a vivir una navidad como esas.

Tú recuerdas alguna navidad con particular añoranza?








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