Hace ya algunos ayeres, mi papá nos llevó de viaje a su estado natal, Chihuahua. Allá vivían algunos de sus hermanos y consideró que tal vez ya era hora de irlos a visitar, pues aunque ellos siempre nos visitaban en navidad, nosotros ya tenía tiempo que no íbamos.
Por razones de logística, nos hospedamos con mi tío Charlie, hermano entonces soltero de mi papá, que le sub arrendaba una parte de una casa dúplex a un primo, el Elías, que a su vez, le rentaba la casa completa al dueño, un señor ya viejecito (y neurótico) que vivía en la casa de abajo.
En esos pocos días que estuvimos ahí, el Elías, traía un carrito que no estaba tan feo, mas o menos nuevo y no se le veían problemas aparentes. A mi papá le gustó el auto y el Elías ofreció vendérselo, el único detallito, era que en ese momento no tenía los papeles a mano, pues los tenía guardados en casa de sus padres que vivían en un rancho perdido en la inmensidad de la sierra. Como eran familia, mi papá dejó pasar por alto ese detalle y su primo quedó muy formal de enviárselos ese mismo fin de semana por correo certificado.
Como ya teníamos auto, nos regresamos en él. Fuimos a echarle la última visita a uno de mis tíos que vivía en una ranchería, nos pasamos un par de días allí y después salimos muy temprano el día fijado.
Fue un viaje por carretera que no necesariamente fue lo mas entretenido, lo que mas perdura en mi memoria de ese viajecito, son las canciones de un cassette de 'Super Éxitos del Grupo Yndio' que venía incluído con el auto (yo sospecho que al Elías se le olvidó bajarlo), mismas que después de 23 años, aún puedo cantar de memoria si me las preguntan y eso que solo las escuché durante ese viaje.
Dame un Beso y dime adiós - Grupo Yndio
Porqué nos dijimos adiós - Grupo Yndio
Se pueden imaginar un trayecto de poco menos de 24 horas escuchando el mismo cassete una y otra y otra vez? Yo sí!
Ya estando de regreso en el pueblo, pasaron los días, las semanas, y todo mundo decía que el auto estaba muy bonito y demás, pero del Elías y los papeles del auto ni sus luces. Mi papá siempre ha sido muy derecho con todo lo que tenga que ver con el gobierno, y era imperativo hacer el cambio de dueño del auto y cambiarle las placas, pero sin los papeles no podía hacer nada, y como nunca pudo localizar a su primo por teléfono y a mi tío Charlie solo le daba largas, decidió que lo mejor era devolverle el carro, así que a las pocas semanas hicimos maletas y volvimos a salir a carretera, pero ahora por el lado del estado de Durango.
Adivinen que soundtrack llevábamos para el viaje? Siiii! el Grupo Yndio otra vez!
No les puedo decir que fue horrible, la verdad es que las canciones tenían un toque melancólico que se llevaba muy bien con el paisaje nublado de la sierra y la llovizna que estaba cayendo. A pesar de ser verano, estaba haciendo frillito y recuerdo que hasta los dientes me empezaron a cosquillear.
Ya al caer la tarde mi papá decidió darle una pausa al Grupo Yndio y encendió el radio donde estaba sonando el último super éxitazo de Lucía Méndez 'Es un alma en pena que va arrastrando cadenas', que a su vez era el soundtrack de la novela de las 9 de la noche 'El extraño retorno de Diana Salazar'.
Mi hermana, que iba sentada junto a mi, es unos años mayor que yo, y a ella si la dejaban ver la novela, y por supuesto que se sabía la canción, y allí iba, cante y cante. Cuando se terminó la canción, se puso a platicarme la novela con pelos y señales hasta que la regañó mi mamá porque yo de por sí era asustadizo y después no iba a dormir en la noche.
En fin, como ya les dije, han pasado fácil unos 23 años desde ese viaje y todavía recuerdo la letra de las canciones como si las hubiera escuchado ayer. Incluso, el año pasado que fui de vacaciones, le llevé a mi mamá un CD con todas sus canciones de antaño y no saben la alegría que le dio volver a escucharlas, pues nunca supimos donde quedó ese casete después del viaje.
En el camino de regreso, pasamos por Cd. Cuauhtemoc y llegamos a visitar a una tía de mi papá, sin imaginar que próximamente me iba a quedar a vivir allí por tiempo indefinido.
Ya estando de regreso en el pueblo, pasaron los días, las semanas, y todo mundo decía que el auto estaba muy bonito y demás, pero del Elías y los papeles del auto ni sus luces. Mi papá siempre ha sido muy derecho con todo lo que tenga que ver con el gobierno, y era imperativo hacer el cambio de dueño del auto y cambiarle las placas, pero sin los papeles no podía hacer nada, y como nunca pudo localizar a su primo por teléfono y a mi tío Charlie solo le daba largas, decidió que lo mejor era devolverle el carro, así que a las pocas semanas hicimos maletas y volvimos a salir a carretera, pero ahora por el lado del estado de Durango.
Adivinen que soundtrack llevábamos para el viaje? Siiii! el Grupo Yndio otra vez!
No les puedo decir que fue horrible, la verdad es que las canciones tenían un toque melancólico que se llevaba muy bien con el paisaje nublado de la sierra y la llovizna que estaba cayendo. A pesar de ser verano, estaba haciendo frillito y recuerdo que hasta los dientes me empezaron a cosquillear.
Ya al caer la tarde mi papá decidió darle una pausa al Grupo Yndio y encendió el radio donde estaba sonando el último super éxitazo de Lucía Méndez 'Es un alma en pena que va arrastrando cadenas', que a su vez era el soundtrack de la novela de las 9 de la noche 'El extraño retorno de Diana Salazar'.
Lucía Mendez - Es un alma en pena
Mi hermana, que iba sentada junto a mi, es unos años mayor que yo, y a ella si la dejaban ver la novela, y por supuesto que se sabía la canción, y allí iba, cante y cante. Cuando se terminó la canción, se puso a platicarme la novela con pelos y señales hasta que la regañó mi mamá porque yo de por sí era asustadizo y después no iba a dormir en la noche.
En fin, como ya les dije, han pasado fácil unos 23 años desde ese viaje y todavía recuerdo la letra de las canciones como si las hubiera escuchado ayer. Incluso, el año pasado que fui de vacaciones, le llevé a mi mamá un CD con todas sus canciones de antaño y no saben la alegría que le dio volver a escucharlas, pues nunca supimos donde quedó ese casete después del viaje.
En el camino de regreso, pasamos por Cd. Cuauhtemoc y llegamos a visitar a una tía de mi papá, sin imaginar que próximamente me iba a quedar a vivir allí por tiempo indefinido.
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