Aunque estuvimos ahí en casa de mi tía abuela solo por un par de horas, la etiqueta del estado de Chihuahua, dicta que sea la hora que sea, si llegan visitas, hay que hacer algo de comer y ofrecerles sin preguntarle si tienen hambre siquiera. Y cómo mi tía era una de esas viejecitas de antaño y una excelente cocinera, puso manos a la obra y en menos de lo que canta un gallo ya tenía la mesa lista y la comida servida.
Yo recuerdo que en ese entonces era exageradamente chiquión (remilgoso), pero aún así se me hizo buena la comida que hizo mi tía, y después de levantarme de la mesa, hice lo que haría cualquier niño de 6 años, empezar a husmear por los alrededores. Me sorprendió bastante ver que mi tía tenía varios árboles de manzana en el patio. Yo las manzanas solo las había visto en el supermercado, jamás prendidas de un árbol y si pensé que que chido sería tener mi propio árbol de manzanas. Además de tener árboles de manzanas de varios tipos, golden, roja, ácida, tenía también dos árboles de durazno y hasta una parra de uvas. No tuve tiempo de ver mas porque se hacía tarde y nos teníamos que ir. Como dije antes, no tenía idea de que yo iba a vivir ahí durante una temporada.
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