Ya para cuando estuve mas grande, el Halloween se fue haciendo menos popular, la Iglesia se tomó como una ofensa personal el que unos chiquillos se disfrazaran de algo (que no necesariamente tenía que ser maligno) y salieran a pedir dulces. Empezaron unas campañas masivas de terror en las clases de catecismo y como al cabo las señoras persignadas no eran crédulas, empezaron a decir que el que se disfrazara era hijo del diablo y que se iba a ir al infierno.
Sin embargo, en mi barrio había una señora bastante destrampada, la Rosy, que no profesaba religión alguna y que no tenía tantos prejuicios como la mayoría de la gente. Ahora que estoy mas grande, pienso que lo que realmente ocurría con la Rosy fue que nunca se convirtió en adulta, digamos que tenía mente de adolescente aún cuando ya tenía sus años, había pasado por un divorcio y sus hijos ya estaban grandes. Como nosotros nos llevábamos con su hijo mas grande, nos enteramos que estaba planeando hacer una fiesta de Halloween, y luego luego nos alborotamos también y anduvimos esparciendo la noticia de que la Rosy iba a hacer una fiesta y que el cover era de $2000 pesos (de 1991, o sea, menos de $1 USD) para gastos de recuperación.
Claro, las reacciones en contra no se hicieron esperar, pues en la misma cuadra vivían varias de esas señoras persignadas que probablemente ni siquiera estaban seguras del porqué, pero estaban en contra de la fiesta porque era festejar 'el cumpleaños del diablo' y por supuesto, no permitieron que sus hijos se asomaran siquiera a la calle.
Y es que de verdad yo no entiendo, que necesidad de andarle buscando chichis a las culebras? Nosotros veíamos el Halloween como una fiesta de disfraces y punto. Si en algún momento de la historia a algún grupo de druidas irlandeses se les ocurrió la idea de festejar su año nuevo con uno que otro sacrificio humano pos muy su problema no? Igual con los auto proclamados satanistas que también hacen sus muy oscuras celebraciones, 'muy su pedo'!
Nosotros no lo hacíamos para nada con esa intención, digo, si nos vamos a poner en ese plan tampoco deberíamos festejar la navidad o la pascua que tienen orígenes igualmente paganos.
El caso es que la fiesta fue un rotundo éxito, vino gente de otras calles, rompimos una piñata, hubo juegos y bueno, todo un acontecimiento.
En mi caso, recuerdo que mi mamá me pintó la cara y las manos con Kool-Aid de limón para que se me vieran verdes y me dio dinero para comprar una máscara del monstruo de Frankenstein y completar el disfraz. Me la pasé bieeen chido!
Al sábado siguiente que fuimos a la doctrina, no faltó el chismoso que le dijo a la catequista que habíamos ido a una fiesta de Halloween y claro, nos pegaron la regañada de nuestra vida al Moisés y a mi, pero eso si, lo bailado nadie nos lo quitó!
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