viernes, 22 de abril de 2011

Semana Santa 2

Otra de las razones por las cuales detesto mas o menos la semana santa, es porque después de que en mi casa decidieron unirse a una iglesia evangélica, no hubo mas opción de pasarla que en los campamentos.

Los campamentos que organizaba la iglesia a la que asistíamos, eran ahora sí que un campamento en toda la extensión de la palabra, con casitas de campaña, fogata y chapuzones en el río. Resulta ser que entre los miembros de la iglesia, había unas personas que eran de un pueblo cercano y conocían a los/eran dueños de tierras de siembra justo a un lado del río Fuerte y nos permitían utilizar un prado y una arboleda muy bonita.

La primera vez que fuimos yo tenía 11 años, y pues todavía era un niño relativamente inocente, no cachaba muchas de las groserías de mis compañeros de la escuela y el doble sentido era mas o menos un misterio todavía, como quien dice, era un niño en toda la extensión de la palabra, razón por la cual, me la pasaba todo el santo día corriendo, jugando, bañándome en el río (aunque el agua no estaba muy limpia que dijéramos). Fueron 3 días en los que me divertí de lo lindo, no era tan individualista ni tan fijado en pequeñeces como el hecho de tener que utilizar una letrina (colectiva), compartir una casa de campaña con gente a la que le apestaban las patas o el hecho de que me despertaba a las 5 de la mañana y ya no me podía volver a dormir y me tenía que esperar un par de horas hasta que se levantaba el primer madrugador, etc, etc.

Ya al año siguiente estaba en la secundaria, pero de todas maneras iba emocionado, llevaba la encomienda de pasármela muy bien para poder tener algo que contarle a mis amigos de la escuela cuando regresáramos a clases. Así que después de empacar algunas cosas en mi mochila y comprar algunas chucherías para consumo personal, salimos. Habíamos quedado de vernos afuera del templo, y pues ese jueves ya estaba llegando la gente y entre todos ayudando a subir cosas que iban a ser de uso general, sillas, mesas, palas, escobas, rastrillos, asadores, carbón (los evangélicos si comen carne roja en semana santa), sogas, etc.

De ahí nos fuimos en caravana rumbo al lugar que nos habían prestado por los próximos 3 día, llegamos y todo muy bien, bajamos nuestras cosas de la camioneta de mi papá, limpiamos el lugar donde nos íbamos a quedar y yo fui a poner mi casita de campaña, contento de no tener que compartirla con nadie. Ahhh pero no va siendo que me entretuve en otras cosas, y un par de horas después cuando regresé a poner mis cobijas y almohadas, alguien ya se me había adelantado. Al parecer, la iglesia había llevado algunas tiendas de campaña extras, y las estaban repartiendo con la gente que no llevaba, y pues se les hizo fácil repartir la que yo llevaba pensando que era alguna de las de ellos. La verdad es que sentí mucho coraje, no sé, se supone que vas con un grupo de gente de la que lo último que esperas es que sean así de gandallas. Cuando fui y le dije a mi hermana lo que había pasado (mis papás no estaban cerca), me dio mas coraje todavía cuando me contestó:

-Pues ni digas nada, porque bien que te dijeron que tenías que guardar tus cosas mas temprano y no hiciste caso
-Pero es que andaba haciendo otras cosas que me mandaron!
-No le hace, ya ahorita está ocupada por una señora con un bebé y ni modo que vayas y le digas que se va a tener que salir y buscar lugar en otro lado!.

Cabe decir que mi hermana estaba en esos tiempos 120'000% adoctrinada y jamás hubiera osado tomar mi lado, por lo que el camino mas seguro para ella fue aventarme ese choro que no me ayudó en nada, solo me hizo enojarme mas y encima pensar -Pinche morra mamona!-jejejejeje

Así que no me quedó de otra que armarme de valor e ir a buscar a Ruth (la pastora de la iglesia) que había ocurrido un error y que le habían dado mi casa de campaña a alguien mas.

Cuando la encontré, estaba discutiendo con una amiga de mi hermana, la Betsabé, quien previsora como ella sola, llevaba una tienda de campaña para 4 personas pero su plan era compartirla únicamente con una de sus hermanas para estar mas cómodas, y aparte también llevaba otra tienda extra para prestársela a su novio y a su cuñado. Pues bien, resulta que Ruth pretendía endilgarle a otras dos personas en su tienda y no solo eso, arbitrariamente pretendía quitarle la otra tienda 'porque era mas importante acomodar a mujeres y niños, y ya los hombres se las arreglarían como pudieran' (en pocas palabras, que se jodan). Obvio que esta Betsabé casi lloraba del coraje (de hecho lloró cuando Ruth se fue), pues ella se había tomado la molestia de agenciarse un par de tiendas de campaña PRECISAMENTE para no estar batallando, y ahora le salían con que había que compartir y que todos somos hermanos y que '¿qué haría Jesús?', a mi cómo me la pongan, eso fue un vil chantaje.

Yo estaba a punto de dar la vuelta y huir cuando Ruth me vio y me preguntó que se me ofrecía:

-Eerrr, esteee, eeeh, lo que pasa es que hay un pequeño problema jejeje, alguien se metió a mi tienda de campaña, supongo que por error...
-Cuál es tu tienda?
-Esa azul de allá.
-Ok, dejame ver que se puede hacer.

Contrario a lo que esperaba, le consiguieron otro lugar a la señora que estaba en mi tienda y hasta eso que no hubo mayor problema. Lo malo, fue que en vez de dormir solo como planeaba, me endilgaron al cuñado sonámbulo de Betsabé! Chale, hasta yo salí con huéspedes extra esa vez.

De ahí en fuera el día pareció marchar bien, comimos, me metí a nadar en el río, o mas bien a chapotear porque no estaba para nada profundo, y bueno, así hasta la noche que fue el mini-sermón. Esa era la otra cosa mala de los campamentos, había mini-sermón antes del desayuno y otro al caer la tarde antes de la cena. La verdad es que nunca los encontré entretenidos, me sentía un mal cristiano, blasfemo y pecador, porque JAMÁS les encontré el mas mínimo interés, pero bueno, eso me tomó varios años mas decirlo en voz alta. Terminado el sermón, cada quien se fue a cenar y a acomodarse junto a la fogata mientras jugaban con algunas dinámicas o cantaban canciones de campamento. Todo iba muy bien hasta por allá como a las 10 de la noche que llega un auto, se bajan a toda prisa dos personas y se van directo a buscar a una señora llamada Paty, se la llevan aparte y de repente se escucha el llanto que estalla y exclamaciones de -No puede ser! No puede ser!-. Se hizo un silencio sepulcral, nadie sabía que pasaba y pues nos tuvimos que esperar hasta que el cuñado de esta señora se paró junto a la fogata y nos explicó que el esposo de Paty, quien hasta hacía un par de horas estaba ahí mismo, acababa de fallecer. Inmediatamente a todos nos invadió esa sensación de:

-Que horror! Si yo lo acababa de ver ahorita en la cena!
-Yo lo vi en la mañana que andaba muy contento armando su tienda de campaña!
-Yo iba con él en la tarde cuando salimos a buscar leña para la fogata!

Y así varias personas tenían muy fresco en la memoria que justo lo acababan de ver esa tarde, ¿cómo entonces era posible que de buenas a primeras estuviera muerto?

Pues lo que sucedió, es que este señor era asmático de toda la vida, y aunque era un caso severo, con tratamiento adecuado y precauciones llevaba una vida relativamente normal, todo, hasta el día del campamento, que entre el polvo, el polen y demás cosas del ambiente, le fueron haciendo mella durante el día pero él no se preocupó demasiado, y pues en la noche se empezó a sentir realmente mal y su cuñado lo llevó al hospital que les quedaba mas cerca... como a una hora de camino! y pues lo malo fue que no llegó, cuando por fin llegó con él a emergencias ya no había nada que hacer.

A todos nos cayó la noticia como balde de agua fría, y pues ni modo, cada quien a su tienda a pasar la noche, aunque pocos pudieron dormir. Al día siguiente nos levantamos temprano y empezamos a recoger todo, no tenía caso quedarnos otros dos días ahí con semejante sensación de muerte flotando en el ambiente.

Llegamos mas o menos temprano a casa, y yo lo único que hice fue bajar mis cosas e irme a dormir porque venía ahora si, perdonando la expresión, 'muerto'. Ya para la tarde en mi casa se alistaron para ir al funeral de este señor y yo me negué a ir, la verdad es que no lo conocía mas que de vista, y en general a los funerales prefiero evitarlos (y si, en estos años solo he ido a dos funerales y espero que el próximo al que asista sea al mío). Obvio, me riñeron, que tenía que ir, que por X y que por Y, aunque no hubo poder humano que me convenciera y me tuvieron que dejar en casa...estará mal que lo diga, pero chance y me hubiera entretenido mas en el funeral porque en aquél entonces no había ni celulares, ni acceso a internet para los mortales comunes, y pues ni modo, me tuve que chutar varias películas bíblicas absolutamente nefastas en televisión abierta (mis padres creían que la TV por cable era una mala influencia).

De plano, creo que las semanas santas no son lo mío, siempre ocurre algo que me amarga estos días o que me frustra mis planes. Igual puede ser que todas las malas experiencias que he tenido me han predispuesto con el paso de los años, pero so far so bad. Hoy que es viernes santo son casi las 4 de la tarde y no he puesto un pie fuera de casa mas que para sacar la basura, para colmo, el vecino de enfrente que tenía 20 mil perros que me adoraban porque siempre les guardaba los huesos del pollo o porque les compraba croquetas, se acaba de mudar así que hasta esa alegría se me fue jejejeje

Y que tal se pasan ustedes los viernes santos?

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